Efectos del vapor en los pulmones

Hace unos meses, nuestro país amanecía con los siguientes titulares:

Esta afirmación se basaba en Vardavas et al 2012, donde se asegura que vapear tiene efectos adversos inmediatos sobre los pulmones. En realidad, el estudio encontró que el uso de un cigarrillo electrónico durante 5 minutos aumentó la resistencia de las vías aéreas en fumadores sin enfermedad pulmonar previa (aunque no hubiera ningún efecto en la resistencia de las vías aéreas en aquellos con enfermedad pulmonar obstructiva preexistente).

El aumento de la resistencia de la vía aérea no es comparable con el daño pulmonar.  Por ejemplo, la inhalación de aire caliente y húmedo se sabe desde hace mucho tiempo que aumenta la resistencia de la vía aérea, pero ello no implica que la respiración de aire húmedo dañe el pulmón, como se refiere en varios estudios (Souhrada et al 1981, Aitken et al 1988, Curran et al 1998, McRae et al 1995, e-volutas).

Sin embargo, en el estudio a pesar del aumento en la resistencia de la vía aérea, no se observaron cambios significativos en las espirometrías de los sujetos en estudio. Con todo ello, los propios autores reconocen que el tamaño muestral del estudio es pequeño y que los cambios observados son demasiado pequeños como para tener importancia clínica; incluso comentan que es posible que el balance riesgo/beneficio del eCig podría ser positivo a largo plazo, como se muestra en otros trabajos con observaciones muy diferentes (sólo algunos ejemplos: Farsalinos et al. 2013a; Farsalinos et al. 2013b; Farsalinos et al. 2013c;  Nides et al. 2014; Van Staden et al. 2013).

Por otro lado, en el mismo estudio detectan un ligero descenso en los niveles de la Fracción de Óxido Nítrico exhalado (FeNO) tras utilizar el eCig. Este parámetro es un marcador no invasivo de inflamación bronquial, que los fumadores presentan ya bajo de por sí. Curiosamente el mismo parámetro es analizado en Schober et al 2013, donde a pesar de asegurar que los eCig liberan sustancias dañinas, se muestra el efecto contrario; los niveles aumentan en 7 de cada nueve casos. Tanto uno como otro estudio han sido ampliamente rebatidos en su metodología (Farsalinos y Polosa 2014) .

Curiosamente ni en estos ni en otros muchos estudios similares se realiza comparación de los efectos del eCig con el tabaco, siendo este su control positivo natural. Sin embargo, en los estudios en que se compara el eCig con el tabaco, únicamente el tabaco presenta efectos significativamente adversos sobre la función pulmonar tanto en vapeadores activos como pasivos (por ejemplo, Flouris et al 2013) y lo mismo ocurre con el recuento leucocitario (Flouris et al 2013). Otros estudios además presentan mejoras en la salud pulmonar de fumadores que se pasan al eCig, como por ejemplo los asmáticos (Polosa et al 2014, Polosa et al 2015). Finalmente, en la encuesta realizada por el Dr. Farsalinos a 19000 usuarios del eCig, más del 50% reportaron mejoras significativas en su función pulmonar, incluyendo trastornos de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

Hasta ahora el 100% de los estudios que han comparado los efectos sobre la función pulmonar del eCig y del tabaco muestran cómo el tabaco es infinitamente más perjudicial a todos los niveles, mientras que el eCig presentaría efectos irrisorios comparados con el humo del tabaco o con respirar el aire de una gran ciudad.